Sr. Editor:
Los problemas relacionados con la reproducción afectan a alrededor del 15-20% de las parejas en edad reproductiva en países desarrollados1-2, y suponen una de las demandas más importantes para los sistemas de salud3. Aunque la esterilidad per se no implica enfermedad física, sí que produce un detrimento grave de la salud y el bienestar psíquico y social de las parejas con esta problemática4. Por lo tanto, estos problemas reproductivos deben de ser afrontados desde un punto de vista de la pareja en su conjunto5, y determinando si la incapacidad para llevar a término un embarazo es debida a un factor masculino, femenino o a ambos. Aunque las cifras varían dependiendo de distintas fuentes y diferentes artículos, las causas de esterilidad femenina suponen cerca del 40%, al igual que las masculinas, y el 20% restante se engloban dentro de las causas de origen desconocido o mixtas1,6-7.
El objetivo de este artículo es la revisión de los términos que se utilizan para clasificar, de manera general, a los pacientes o las parejas que presentan dificultades para reproducirse; así como la presentación de los factores más importantes relacionados con la fertilidad que deben de tenerse en cuenta a la hora de la valoración inicial de una pareja.
Esterilidad e infertilidad: la "esterilidad" se define como la incapacidad de completar un embarazo después de un tiempo razonable de relaciones sexuales sin medidas anticonceptivas8. Sin embargo, los términos "esterilidad" e "infertilidad", en muchas ocasiones, se usan de manera equivalente y algunas veces, incluso, definen poblaciones diferentes. En la literatura hispana, la definición de la palabra "esterilidad" implica la dificultad de lograr un embarazo, al tiempo que el término "infertilidad" es utilizado cuando se desarrolla el embarazo, pero éste es interrumpido en algún momento8. Por el contrario, en la literatura inglesa, el término "infértil" se refiere a la pareja que no logra alcanzar un embarazo, ya sea por la imposibilidad de que la mujer quede embarazada mediante los medios naturales (esterilidad), o cuando existen las posibilidades pero el embarazo no ocurre (subfertilidad), o si el embarazo efectivamente se desarrolla pero no culmina con el nacimiento de un recién nacido vivo7. Por el contrario, la población "fértil" se define como la de aquellas mujeres que quedan embarazadas después de un tiempo razonable de relaciones sexuales regulares7.
El concepto de "tiempo razonable" suele ser discutido, ya que tanto la Organización Mundial de la Salud9 como la Sociedad Europea de Reproducción y Embriología Humana10 recomiendan un plazo mínimo de dos años, manteniendo relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos, para lograr un embarazo; caso de no producirse, la pareja se considerará estéril. Esto es así, porque en el ser humano la tasa de fertilidad por ciclo es, aproximadamente, del 20%, y la de embarazos acumulados en las parejas con fertilidad probada está alrededor del 90% después de un año, y del 94% después de dos años8. Sin embargo, desde un punto de vista práctico, la mayoría de los clínicos inician el estudio de una pareja estéril después de un año de haber intentado lograr un embarazo11. Además, cuando una mujer tiene más de 40 años puede ser aconsejable comenzar el estudio aunque sólo hayan transcurrido seis meses intentando conseguir el embarazo12.
Factores que afectan a la reproducción: los estudios poblacionales no muestran evidencias que sugieran un aumento del número de parejas estériles en sí mismas8; sin embargo, en los últimos años se ha producido un aumento del número de consultas en los servicios sanitarios especializados13. Esto es debido, sobre todo, a cuatro factores, esto es, la edad de la mujer, las alteraciones en la calidad del semen, los cambios en la conducta sexual, y la eliminación de la mayoría de los tabúes relacionados con la fertilidad y la mayor difusión de los estudios que abordan esta problemática y de los tratamientos disponibles para tratarla13.
La edad de la mujer es el factor más importante al evaluar una pareja con problemas de fertilidad14. La edad promedio a la cual la mujer desea quedar embarazada ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. Esto es debido a que su educación y participación en diferentes actividades, así como la necesidad de un avance profesional constante, la han llevado a posponer la decisión de tener hijos hasta una edad de, aproximadamente, 35 años15. La disminución de la fertilidad femenina comienza a los 30 años de edad, y se hace más pronunciada a los 40 años16, acarreando una posibilidad de éxito muy baja en el embarazo y un aumento del riesgo de padecer dolencias relacionadas con el mismo, como la preeclampsia o la diabetes, además de abortos y anomalías cromosómicas del feto17. Se ha observado que la probabilidad de que una mujer de 40 o más años quede embarazada es un 50% menor que en mujeres menores de esta edad, mientras que la incidencia de abortos espontáneos se duplica o triplica18-19. El efecto que tiene la edad de la mujer sobre la capacidad reproductiva de la misma está, casi exclusivamente, determinado por la edad del ovocito17. Esto es así, debido a que el ovocito es incapaz de completar normalmente la primera división meiótica, y por tanto, de comenzar de forma adecuada la segunda división meiótica. Por consiguiente, se produce un defecto en el número de cromosomas presentes en el pronúcleo femenino después de la fecundación. Esto da lugar a un desequilibrio cromosómico importante que impide la evolución del embarazo20.
Además de la calidad del ovocito, la edad de la mujer también afecta al número de folículos disponibles para la ovulación21. Esto se debe a que la cantidad de ovocitos de que dispone una mujer, a una edad en particular, depende del equilibrio entre los ovocitos en el quinto mes de la vida intrauterina, y la proporción de ovocitos perdidos a lo largo de la vida debido a apoptosis, o como consecuencia de causas externas que pueden disminuir la reserva ovárica. Además de la edad, existen otros factores que también pueden afectar a la reserva folicular, como son las enfermedades autoinmunes, quimioterapia, radioterapia, cirugía, endometriomas, infecciones o tabaquismo22-25. A pesar de todo esto, se ha observado que mediante la donación de óvulos de mujeres jóvenes se consigue aumentar las probabilidades de embarazo de las mujeres de edad avanzada 26-27.
Las alteraciones en la calidad de los parámetros seminales son otro factor de importancia significativa a la hora de abordar el estudio de las parejas estériles. Cada vez más, se reconoce que tanto factores ambientales como ocupacionales 28-29 y, especialmente, genéticos y por patologías del aparato reproductor30-34, contribuyen a la esterilidad masculina. Incluso, se ha barajado la posibilidad de que determinados hábitos de vida, como el tabaquismo, el alcoholismo o el consumo de drogas de abuso, tengan una influencia considerable sobre la calidad del semen35-36.
En conclusión, al abordar el estudio clínico de una pareja con desórdenes reproductivos es de gran importancia el distinguir claramente entre los términos de "esterilidad" e "infertilidad", así como tener en consideración los distintos factores que afectan a la capacidad reproductiva, muy especialmente la edad de la mujer, a fin de poder establecer las mejores bases para un diagnóstico lo más acertado posible, amén del tratamiento oportuno.
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CORRESPONDENCIA:
David Castro González
Laboratorio de Investigación, Servicio de Endocrinología,
Hospital Universitario Infantil del Niño Jesús.
Avenida Menéndez Pelayo 65,
28009, Madrid.
E-mail: dcg28 @ alu.ua.es
Recibido: 13 de junio de 2011.
Publicado: 1 de julio de 2011