Sr. Editor:
El maestro ingresó al aula, bañada por el sol primaveral, con cierto gesto cansino y una sonrisa en sus labios.
Saludó respetuosamente a los alumnos que se apiñaban en aquélla, enzarzados en una barahúnda que repentinamente devino silencio salpicado por saludos de respuesta.
El maestro se dirigió hacia un cañón de proyección donde previamente había incorporado el power point sobre el tema a abordar ese día.
Inesperadamente las luces parpadearon y terminaron por apagarse. ¡Falla eléctrica! tronaron los estudiantes.
Sin perder su compostura, se encaminó hacia un pizarrón que pendía de una de las paredes de la sala y sin emitir palabra alguna escribió el tema a desarrollar sobre el negro enlucido.
Desde ese momento en adelante, gráficas, esquemas, cuadros sinópticos, secuencias líneales y ramificadas alternando con conceptos plasmados con letra clara pulularon sobre la oscura superficie al tiempo que su voz, gastada por los años pero aún firme y convincente, precedía, coincidía o sucedía a las figuras.
Cuando la clase concluía, el vivo resplandor de la iluminación artificial volvió a ganar la estancia.
Entonces, entrechocando sus manos a fin de eliminar los restos de tiza de sus manos, les dijo a sus alumnos:
Quisiera que esta experiencia les sirva para su futuro, más allá de lo que puedan haber aprendido. A pesar de haber tenido todo preparado para el desarrollo tecnológico de nuestro tema, una eventualidad nos privó de ello sin que por eso la clase sobrellevara tropiezos.
Mi generación, las que la precedieron y algunas de las que la sucedieron, se formaron con tiza y pizarrón. No teníamos fotocopiadoras; menos aún, ordenadores personales, videos ni otros avances del presente. ¿Significa eso que tengamos que prescindir de ellos? En modo alguno, el uso racional y adecuadamente estructurado de los medios a nuestro alcance es un mandato para los docentes. Más aún, aun siendo relevantes para una mejor comprensión en clase, ¿conservan su importancia para el aprendizaje extramuros cuando cabe recordar lo visto allá lejos y hace tiempo, reescribirlo, graficarlo y recuperarlo en los instantes previos a las evaluaciones?
A mi modesto entender, podríamos concluir que:
- Los estudiantes deben tener acceso permanente a lo que ha sido desarrollado en clase durante el punto de partida de su aprendizaje, a través de herramientas tecnológicas tradicionales y/o actuales
- Los docentes, sin evitar las oportunidades que provee la tecnología, deben estar preparados para cualquier imprevisto y cumplir con nuestras obligaciones que hacen a los derechos de ustedes. Lo recién ocurrido impacta, asimismo, en su cotidianeidad desde que corresponde estar prevenidos para contingencias, dondequiera acontezcan, De igual modo que el ignorar las leyes no los releva de obedecerlas ni de responsabilizarse por su violación, nosotros no podemos alegar imprevisión en asuntos como el de hoy ni en muchos de nuestros diarios menesteres.
Apreciados alumnos piensen sobre ello y decidan. Si coinciden, recuérdenlo. De no hacerlo, nada dije y actúen como gusten. La opción les pertenece.
Dicho esto, el maestro se alejó con paso cansino y una sonrisa en sus labios.
¿Qué iría pensando el viejo docente mientras a sus espaldas se reiniciaba la barahúnda?
REFERENCIA
1.- Vikas S, Prema U, Mushtaq A,Vijay M. PowerPoint or chalk and talk: Perceptions of medical students versus dental students in a medical college in India. Advances in Medical Education and Practice 1: 11-16, 2010
CORRESPONDENCIA:
Alberto Enrique D'Ottavio MD, PhD.
Cátedra de Histología y Embriología, Facultad de Ciencias Médicas, y
Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario
Rosario. Argentina
aedottavio @ hotmail.com
Recibido: 20 de julio de 2012.
Publicado: 25 de agosto de 2012